Pablo Parellada Molas
Parellada Molas, Pablo. Melitón González. Valls (Tarragona), 13.VI.1855 – Zaragoza, 15.X.1944. Escritor, periodista, dibujante, militar y coronel de Ingenieros.
Dramaturgo, gaEscritor, raHumorista gráficoMilitarPeriodista
Hijo
de alfarero, cuando tenía seis años la familia se trasladó a Zaragoza, donde
continuó dedicada al moldeado de barro. Muy pronto, el niño ayudó en los tornos
y manifestó excelentes condiciones de escultor, lo que facilitaría su posterior
dedicación al dibujo.
Con
ayuda del hermano mayor, médico militar que pidió destino en Cuba para
sufragarle los estudios, ingresó en la Academia de Ingenieros del Ejército de
Guadalajara el 1 de diciembre de 1874.
Egresado
con el número tres de la promoción el 18 de mayo de 1878, fue destinado al
Regimiento Montado (constaba de un primer Batallón con cuatro compañías de
Pontoneros, y otro segundo con dos de Telégrafos y dos de Ferrocarriles) y
posteriormente amplió sus estudios de ingeniería militar en París.
Su
primer destino fue al Regimiento Montado de Ingenieros, unidad que reunía las
nuevas especialidades de Ingenieros: Telegrafía Óptica y Eléctrica,
Ferrocarriles y Pontoneros.
Ascendido a capitán el 20 de mayo de 1880,
permaneció en el mismo destino, hasta 1883, año en el que pasaba a ser profesor
de la Academia de Toledo y escribió uno de los primeros folletos que se ocupó
en España de los entonces nacientes fluidos eléctricos.
Permanecía
ejerciendo el profesorado hasta 1892 en que pasaba al Regimiento de Zapadores
Minadores n.º 1.
Había
ascendido al grado de comandante del Ejército, en mayo de 1887 (los oficiales
de Ingenieros podían ascender en dos escalas distintas, una la del Ejército,
por elección y otra en el Cuerpo, por antigüedad).
En
1881 casó con Rosa García Larascua, con la que tuvo trece hijos.
Trasladado
desde Toledo, con el grado de comandante del Ejército (los oficiales de
Ingenieros, Artillería y Estado Mayor podían ascender en tres escalas: la de su
Cuerpo, por antigüedad, y por méritos en las de grado del Ejército y efectivo
en el mismo), al Regimiento de Zapadores de Logroño, con su unidad participó en
las labores de salvamento y reconstrucción del desastre que supuso la explosión
del carguero Cabo Machichaco en Santander en 1893, año este último en el
que ascendió a comandante de ingenieros por antigüedad.
Fue
promovido a teniente coronel de ingenieros por R.O. de 3 septiembre de 1902, al
tiempo que se le destinaba a la Comandancia de Ingenieros de Valladolid, de
donde pasó como ingeniero comandante del Cuerpo en Gran Canaria en 1902.
Permaneció
en tal situación hasta el 4 de febrero de 1904 en que era destinado nuevamente
a Valladolid por una R.O. de 15 de febrero de 1904, salvo el periodo desde 1903
al 4 de febrero de 1904 en el que desempeñó el cargo de Ingeniero comandante de
la isla de Gran Canaria.
Ascendió
a coronel en 1908, siendo nombrado jefe del Regimiento de Pontoneros de
Zaragoza el 23 de junio de 1910, de cuyo servicio activo se retiró con el grado
de coronel en 1920.
Desde
su estancia en Toledo había comenzado a publicar jocosas colaboraciones en la
prensa.
Comenzó
en La Avispa de Madrid, pero pronto llegó, tanto en su vertiente de
escritor como en la de dibujante, a periódicos más importantes: Madrid
Cómico, Barcelona Cómica, La Correspondencia de España, Gedeón, La Vanguardia.
En seguida empezó a usar el seudónimo de Melitón González y sus
producciones, que no tardaron en cruzar el océano, fueron recogidas en Caras
y caretas y El Hogar, de Buenos Aires, o Pictorial Review, de
Nueva York.
Pero
fueron ABC y Blanco y Negro los que lo convirtieron en una de las
firmas más populares del país. En el primero hizo famosa una sección, “Copio,
copias, copiare”, donde satirizaba los gazapos de la prensa, y en el
segundo, dentro del apartado “Camelancias e intrinutrias”, daba salida a
su vena censora y escéptica.
En
1895 probó suerte en el teatro con el juguete cómico Los asistentes, que
tuvo un gran éxito hasta el punto de que sobrepasó la docena de ediciones.
Desde
entonces no cejó en el género cómico, estrenando o publicando muchas decenas de
obras breves.
Algunas
de ellas las recogió en Entremeses, Sainetes, Monólogos-Diálogos y
Teatralerías (1921). De sus obras para la escena destaca El Tenorio
modernista, subtitulada remembrucia hipocrénica, enoemática y jocunda en
una película y tres lapsos, la más inspirada y desternillante de las muchas
parodias del modernismo.
Con
gracia imitó también a Tirso de Molina: Amores sangre derraman; don
Ramón de la Cruz: El buscador buscado; Zorrilla: Camelo Tenorio;
Echegaray: En los labios de la muerte; los Quintero: La cocina e,
incluso, a sí mismo: Historia de Cristóbal Colón.
Además
de su ingente producción periodística y para el teatro, publicó distintos
títulos de novela corta, prosas cómicas y una novela, Memorias de un
sietemesino, en la que no faltan los elementos autobiográficos ni la
crítica a la milicia.
Parellada
fue también uno de los más prolijos practicantes del cuento y el chascarrillo
baturros, un excelente parodista de pluma alegre e incisiva y alcanzó alto
predicamento como dibujante de “monos” e historietas.
Disfrutó
de gran popularidad y fue de los periodistas satíricos más seguidos de su
época.
Su
ingenio y originalidad en los argumentos, el cuidado del lenguaje, ya que
siempre fue defensor del buen idioma, y un humor desprovisto de aristas son
alguno de los rasgos que lo definen.
Escribió en catalán alguna de sus obras.
A
partir de la segunda mitad de la década de 1920, con el gusto del público en
acelerada transformación y Parellada casi septuagenario, su actividad fue
decayendo.
Sin
embargo, aún se pueden encontrar textos suyos hasta 1939, año en que publicó
varias obrillas en la muy difundida zaragozana revista Letras.
Hombre
de buen carácter, muy trabajador, como demuestra su fecundidad, y poco amigo de
dispersiones y tertulias, murió en Zaragoza poco antes de cumplir los noventa
años.