sábado, 17 de junio de 2023

# Recepción Académica (1913)

Pues ¡oh, señores! ¡quién podrá poner diques a los adelantos de la ciencia! ”


  Monólogo en prosa. Por PABLO PARELLADA y ALBERTO CASAÑAL. 1913

RECEPCIÓN ACADÉMICA

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PERSONAJE

Un tipo de sabio con levita, alguna condecoración, sin sombrero y unos papeles en la mano.

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RECEPCIÓN ACADÉMICA

A telón corrido

ESCENA UNICA

EL PERSONAJE

Señoras... Señores...

La Academia de Ciencias físicas, telúricas y telesfóricas, ha tenido a bien designarme para cubrir la vacante de don Iñigo La Escalera, metereólogo [1] insigne, especialista en terremotos terrestres.

Gran honra es para mí ocupar en esta docta casa el hueco de La Escalera, pues ni mis estudios teóricos sobre las velas de sebo, ni mis trabajos acerca de la supresión del humo del cigarro los considero méritos bastantes para tan señalada distinción.

¿Qué diré de las obligaciones que me impone este cargo? Que son superiores a mis fuerzas, tan superiores... como las damas que me escuchan.

En mi discurso de recepción no me ocuparé de vulgaridades científicas. Demasiado sabemos que la seda se saca de los gusanos, que la lana se saca de los borregos y que los corchos se sacan … de las botellas. Dejaré a un lado algunos inventos por demasiado sencillos, como los ralladores de queso, las ligas en el corsé, el émbolo y el Cuerpo de Bomba, que nada tiene que ver con el cuerpo del Bombita Chico [2].

De la ciencia militar sólo citaré la invención más importante: el rayado de las piezas de artillería; con el rayado se alarga tanto, que no veréis pantalones de rayadillo [3] que estén cortos.

De marina ¿para qué hablar? ¿Qué es un barco de vapor después de todo? Una locomotora bañándose.

Tampoco me ocuparé de la aviación, por ser cosa vieja; en todo tiempo volaron algunas parejas enamoradas y volaron los fondos de ciertas cajas. Sólo diré que la aviación será un problema resuelto completamente el día en que los aviadores se alimenten con arreglo a su profesión: alpiste, cañamones, una hojita de lechuga y algún terroncito de azúcar.

Me ocuparé no más que de los agentes físicos calor, luz y electricidad.

Señoras... Señores...

El calor es uno de los agentes más útiles y necesarios. Suprimid un agente de policía y nadie lo echará de menos; pero suprimid e! agente llamado calor y habréis suprimido el limón helado, la leche merengada, los abanicos y los baños de mar, que en las naciones cultas están abiertos todo el año.

El calor es movimiento; voy a demostrarlo: a un amigo, absorto en la lectura de un periódico, le aplicáis en el papel un fósforo con disimulo, y así que el calor de la combustión le dé en la cara le veréis pegar un salto.

El calor es vida: por eso Dios cuando hizo el Sol dijo a Adán y Eva entre los cuales notaba cierta frialdad: «¡vaya calor!». Por eso también, mientras en las heladas regiones de los polos la vida animal es imposible, aquí, en los países cálidos, suelen vivir y prosperar muchos animales.

Por la acción del calor los cuerpos pasan del estado sólido al estado líquido, es decir, cambian de estado; si los solteros cambian de estado debido es al fuego de su pasión.

Asad la manteca o poned hielo bajo el sol de Agosto y se liquidará. Solamente se exceptúan de esta ley los comerciantes, que liquidan en Diciembre.

Con el calor se dilatan los cuerpos; con el frío se contraen; he aquí por qué en invierno se contraen... más matrimonios que en verano.

De dos maneras puede engendrarse el calor: por combustión y por rozamiento. ¿Asáis costillas en el hornillo? Hay combustión. ¿Se calientan[4] dos concejales las costillas? Ha habido un rozamiento.

Ahora bien; los rozamientos se disminuyen engrasando los ejes de las máquinas; pero aún hay un medio más eficaz para disminuir los rozamientos: prohibid la oscuridad en los cines.

¡Ah, señores!... ¡Bendito sea el calor, sin el cual no habría banderillas de fuego, ni ventiladores!... ¡Bien es verdad que sin él tampoco nos darían la tostada ni nos quemarían la sangre.

Pasemos a la luz.

¿Qué es la luz? Para el vulgo es el dinero. Para nosotros... ya lo dijo un poeta:

La luz es una cosa

clara muy clara,

que se ve con los ojos,

los ojos de la cara.

Su importancia es tan grande como la del calor. Cierto que sin ella estaríamos sin luz y sin moscas; pero ni tendríamos trajes de luces ni podríamos levantarnos de la mesa más o menos alumbrados[5].

Los fenómenos ópticos, igual que los huéspedes que pagan dos pesetas, están sujetos a principios fijos é invariables, como los siguientes demostrados por Arquímedes:

La luz que va delante es la que alumbra.

No hay más cera que la que arde.

Sin luz, la vida sería imposible; por eso la creó Dios, y al rasgar las tinieblas en que estaba sumido el universo, exclamó: Fiat lux [6], que traducido al castellano significa: «Aquí hace falta tener quinqué».

La luz de la luna procede del sol. En cuanto a la del sol, si me preguntáis de dónde procede, os contestaré: de doña Inés del Tenorio, la cual es «luz de donde el sol la toma[7]»; lo habréis oído millones de veces.

Bendigamos pues, al sol, sin el cual no habría en los toros sol y sombra; sin cuyos rayos no tendríamos toldos ni sombrillas; bendigámosle porque ¡ah, señores! si el sol llegase a faltar, se pararían los relojes de sol.

Electricidad.

Uno de los siete sabios de Grecia, un tal Tales[8], que lo fumaba en pipa, frotó el ámbar de la suya y observó que atraía las barbas de pluma, los confeti y demás cuerpos ligeros, incluso a su propia mujer, que era de lo más ligero que se ha conocido. Al ver esto, Tales se quedó estático, de aquí el llamar estática a esta clase de electricidad.

La dinámica o corriente eléctrica la descubrió Galvani[9] al observar las contracciones de las patas de una rana que había colgado de los hierros del balcón. Parece mentira que haya dado tanto de sí un descubrimiento hecho con las patas.

Gracias, pues, a la rana, hoy vemos correr los tranvías, vemos correr las noticias por el hilo telegráfico y vemos correr los contadores de luz con una velocidad irritante.

Nadie había conseguido atraer la electricidad de las nubes hasta que Franklin inventó el pararrayos para apoderarse de la chispa eléctrica. Franklin[10], por lo tanto, fue el primero que cogió una chispa.

Antes dije que las noticias corrían por el hilo telegráfico y dije mal, pues la telegrafía sin hilos ha suprimido los hilos del telégrafo, como se han suprimido en las cañas de pescar, en las uvas y melones de cuelga [11]y en las suculentas judías de sin hilo[12].

Pero suprimidos los alambres telegráficos ¿se han suprimido los palos que los sostenían? No. Este es el problema que está por resolver. La civilización habrá dado un gran paso el día en que los palos se supriman. Como lo dará también cuando se inventen las ruedas cuadradas y los cántaros macizos, y se resuelvan otros problemas de análoga importancia, pues ¡oh, señores! ¡quién podrá poner diques a los adelantos de la ciencia! He dicho.

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[1] Meteorología. ‘Ciencia que estudia los meteoros o fenómenos atmosféricos’: «Las publicaciones sobre meteorología generalmente son muy técnicas» (Ayllón Meteorología [Méx. 1996]). Es incorrecta la forma metereología, así como sus derivados metereólogo, metereológico, en lugar de meteorólogo y meteorológico.

[2] Ricardo Torres Reina, alias «Bombita Chico», (Tomares, 20 de febrero de 1879-Sevilla, 29 de noviembre de 1936) fue un torero español de principios del siglo XX, hermano de Emilio Torres, «Bombita» y de «Bombita III».

[3] Se llama rayadillo a un tejido de algodón de color blanco con líneas paralelas de color negro o azul. Este tejido se utilizó por el ejército español en el siglo XIX y principios del XX para confeccionar diferentes uniformes, principalmente uniformes de verano en la península o destinados a las tropas coloniales de Cuba, Filipinas, Marruecos, el Sahara español y Guinea Ecuatorial.​ El ejército revolucionario filipino de la Primera República filipina presidida por Emilio Aguinaldo también utilizó el tejido de rayadillo en sus uniformes durante los últimos años de la revolución filipina y la guerra filipino-estadounidense.​Tras la pérdida de Cuba y Filipinas en 1898, el uniforme de rayadillo continuó utilizándose por el ejército español. En Marruecos dejó de emplearse en 1911, cuando fue sustituido por indumentaria de color caqui. En la península se empleó como uniforme de verano hasta 1914.

[4] CALENTAR: 5. tr. coloq. Azotar, dar golpes.

[5] ALUMBRAR: 13. prnl. coloq. embriagarse (‖ perder el dominio de sí por beber en exceso).

[6] Fiat lux es una locución latina que literalmente significa «Que se haga la luz»

[7] “Doña Inés del alma mía.

Luz de donde el sol la toma,

hermosísima paloma

privada de libertad,

si os dignáis por estas letras

pasar vuestros lindos ojos,

no los tornéis con enojos

sin concluir, acabad.”

[8] Tales de Mileto (Mileto, c. 624 a. C.-ibid., c. 546 a. C.) ​ fue un filósofo, matemático, geómetra, físico y legislador griego.

[9] Luigi Galvani (Bolonia, Italia, 9 de septiembre de 1737-ibídem, 4 de diciembre de 1798) fue un médico, fisiólogo y físico italiano, sus estudios le permitieron descifrar la naturaleza eléctrica de la galvanización fundando la ingeniería electroquímica que estudia las baterías eléctricas además de descubrir el impulso nervioso fundando la biofísica.

[10] Benjamin Franklin (Boston, 17 de enero de 1706​-Filadelfia, 17 de abril de 1790) fue un político, polímata, científico e inventor estadounidense. Es considerado uno de los Padres fundadores de los Estados Unidos.

[11] Hay tradiciones que se resisten a desparecer, es el caso de colgar los melones en las vigas de las cámaras de las casas para consumirlos en el invierno.

[12] Las judías -tanto las de hilo como las de cáscara- dan sustancia y textura a los platos de verano.