sábado, 17 de junio de 2023

# Modelos de mesas para comer el rancho, en 1893

Dibujo humorístico de MELITÓN GONZÁLEZ,

 Publicado en la revista ilustrada BLANCO Y NEGRO, Madrid 30-12-1893 página 7


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Textos relacionado tomado del ensayo “EL RANCHO NUESTRO DE CADA DÍA: UNA ODISEA DEL SIGLO XIX”, del que fue autor el Coronel de Infantería D. José Luis Isabel Sánchez; publicado en la Revista de Historia Militar, número 77, año 1994.:

EL RANCHO EN EL SIGLO XIX.

El soldado de fusileros recibe un potaje por la mañana y el mismo menú por la tarde. El alimento resulta escaso, reiterativo, insípido y poco nutritivo; en la dieta del soldado entran exclusivamente patatas, alubias, arroz, garbanzos y fideos, guisados con un poco de tocino o aceite, y pimentón. El rancho sobra en ocasiones, es cierto -y de él dan cuenta los indigentes que se agolpan a la puerta del cuartel-, pero no porque los soldados estén saciados,  sino porque los soldados están cansados de él debido a su monotonía y mal condimento (…)

(…) El rancho se confecciona por compañías, repartiéndose al aire libre y de la olla común, con lo cual, si el primero en ser servido tiene la suerte de recibir la comida caliente, al último le llega fría, y si aquél recibe la parte sólida del menú, a éste sólo le llega el caldo.

Esta situación se ve empeorada al no disponerse de mesas ni de locales apropiados donde el soldado pueda consumir su comida con cierta comodidad, viéndose obligado a hacer lo pie o sentado en el suelo del patio de cuartel o, si se le permite, en su propia cama (…).