ANUNCIOS COMPRIMIDOS.
En las planas de anuncios hoy en día
se anuncia con la gran economía,
de la cual el anunciante se procura
con el recurso de la abreviatura
ó escribiendo no más las iniciales
de las cosas que son más esenciales;
quiere anunciarse tanto con tan poco,
que a veces el lector se vuelve loco
buscando soluciones del sentido
de aquello que anunciarle se ha querido.
Hace poco llegaron a la corte
un señor forastero y su consorte
y, estando disgustados
de la fonda en que estaban alojados
alquilar un cuartito decidieron
y, ojeando un periódico, leyeron:
“Se
cede 23, Post. San Martín,
C,
para cab. ó m. con ó sin.”
Contento el matrimonio forastero
de hallar un “cuarto para caballero”
ó para “matrimonio
sin ó con”
asistencia, formaron un simón[1]
y allá se fueron ambos para ver
si les acomodaba el alquiler.
Cuando para el simón, échanse fuera
y, el anuncio mostrando á la portera,
que está lavando ropa en una pila,
dicen que quieren ver lo que se alquila.
Contesta la portera que “al instante”;
deja su ocupación y echa delante;
atraviesa un corral y un patinillo,
saca una larga llave del bolsillo
-tan larga que parece una badila[2],-
abre una puerta, y dice: “Esto se alquila.”
Se queda el matrimonio anodado;
era una “cuadra” lo que vio anunciado,
“para
caballo o mulo, con ó sin”
pienso en el 23 Post. San Martín.
Como este chasco, muchos van sufridos
por emplear anuncios comprimidos.
Por MELITÓN GONZÁLEZ.
Publicado en BLANCO Y NEGRO, 1909.