“(…) si á doña Paca el teatro causa horror, no es por la moral, que es por lo caro de la butaca”.
LAS DE PANIQUESA.
Doña Paca Paniquesa é hijas Pilar y Patro fueron á ver al teatro una comedia francesa, para lo cual doña Paca é hijas Patro y Pilar necesitaron soltar seis pesetas por butaca.
Aun cuando á fines de mes era tal gasto un exceso, se excedieron por ver eso arreglado del francés; y allá dicha trinidad fué dándolas de rumbosa, á costa de alguna cosa de mayor necesidad.
¿Qué es lo que vieron? En suma: una esposa casquivana, una alegre cortesana, una señora que fuma, y amorosos escarceos..., todo atenuado, cual tiene que atenuarse cuanto viene de allende los Pirineos; pero la muy respetable doña Paca Paniquesa vio en la comedia francesa esta escena reprobable:
La baronesa Totó y el conde Renard, su amante, dudaron un breve instante entre si besarse ó no.
Al verlo, se desespera la mamá, que es muy pacata, y en improperios desata su boca de esta manera:
-¡Qué indecencia! ¡Qué cinismo el de este escritor francés! ¡Si no fuera por lo que es, la levantaba ahora mismo!
-Mamá, no tienes razón -decían Patro y Pilar- no se han llegado á besar.
-Pero han hecho indicación; y como el teatro es hoy así, ¿sabéis qué haremos? Pues, nada, no volveremos á poner en él los pies.
Y la mamá y las dos chicas, por que no se contamine su moral, hoy van al cine por unas cuantas perricas.
Todas las noches las veo peliculas contemplar á las tres, sin protestar del continuo besuqueo; y hay que ver, en la película, cómo es el beso de amor; ríase usted del calor del Senegal en canícula; besos de pasiones locas, en el cuello, en el flequillo, besos á machamartillo, refrotándose las bocas...; y para que el beso esté por todos bien advertido, el público da un berrido ó subraya con un “¡eh!”.
Al ver que, con tanta gresca, las dos chicas referidas se encuentran tan divertidas, y doña Paca tan fresca, no extrañarán que imagine que la mamá de la Patro tiene moral de teatro y otra, más ancha, de cine, ó bien que si á doña Paca el teatro causa horror, no es por la moral, que es por lo caro de la butaca.