"Mis primeras aficiones fueron de escultor, yo quería ser escultor, pero un hermano mío se empeñó que fuera militar; como yo tenía gran vocación, hice como los chicos; elegí el uniforme que más me gustó: el de Pontoneros."
Antonio
Parellada y Molas nació el 23 de julio de 1851 en la villa de Valls, provincia
de Tarragona; primogénito de Benito Parellada Dalmau y Ángela Molas Mestres.
El
padre era alfarero y tenía establecida su industria en la carretera de
Montblanch, en la finca llamada “La Bomba”,
dedicándose especialmente a la fabricación de cántaros, de modo que en Valls,
la familia era conocida por “casa el cantaré” porque estaban
especializados en la fabricación de aquellos y eran los únicos que los
fabricaban en la ciudad.
Su
hermano Pablo nació en la misma villa a las seis de la mañana del miércoles 13
de junio de 1855.
La
familia mudó
a la ciudad de Zaragoza en 1862; se supone que para facilitar los futuros
estudios de su prole.
Una casa aljecería de la calle de Barrioverde,
propiedad que fue del padre de don Mariano
Gracia Albacar, modesta y típica residencia, la tomó don Benito Parellada para instalar su alfarería en sus inmensos
cubiertos y corrales; se unió en sociedad con don Ricardo Santigós, un buen
escultor, y por el año de 1866 trasladaron la fábrica de cerámica al paseo de
Torrero, en la orilla derecha del río Huerva, al solar llamado de los Campos
Elíseos.
El
joven Pablo Parellada, con inquietudes artísticas, era el escultor de la
alfarería. Superada la educación básica, optó por usar “las herramientas de Fidias”
en la Escuela de Bellas Artes.
También
era “listo como una ardilla, travieso como mico”, al tiempo que vivió en
Zaragoza la Revolución de Septiembre de 1868 y el Sexenio Revolucionario. En la
primera parte de su novela MEMORIAS
DE UN SIETEMESINO hay capítulos de carácter autobiográfico en las que
describe lo que vivió cuando la Gloriosa y algo de sus andanzas; cuando firmaba
como “Pancho y Mendrugo”, para amparar su anonimato. En la novela también hace
sátira en un discurso que oyó a Castelar contra las quintas; paradójicamente,
éste le animó, con la influencia de su hermano Antonio, a ingresar como oficial
en el Ejército.
“Yo pensaba ser escultor, pero después de ir a recibir a
Castelar y de vitorearle por su
discurso contra las quintas, caí
quinto en la quinta de Castelar, dejé las herramientas de Fidias y con la
rapidez que el caso requería me fui a Guadalajara, me preparé y me colé en la
Academia de Ingenieros.” (Pablo Parellada)
Antonio
Parellada estudió en la Facultad de Medicina de Madrid; egresó en 1872 con la
calificación de sobresaliente; permaneció en esa ciudad para opositar al Cuerpo
de Sanidad Militar, ingresando como 2º Ayudante Médico en agosto de 1873,
durante la República. Destinado a Melilla, no se incorporó, pues pronto pidió
destino a Cuba; los compromisos eran de nueve años, para quién sobreviviese.
Su
llegada en enero de 1874 casi coincidió con la de un médico aragonés llamado a
filas en la llamada Quinta de Castelar, Santiago Ramón y Cajal.
Era
mucho el gasto de equipamiento de un cadete en una academia militar; menos en
la Academia de Ingenieros de Guadalajara
que en la de Caballería.
Pablo,
aficionado a las ciencias, aprobó la oposición en diciembre de 1874 a la edad
de 19 años, bastante mayor para lo habitual.
Su
hermano Antonio hacía la guerra en Camagüey (algo se cuenta en la novela MEMORIAS
DE UN SIETEMESINO); con la mejora de haberes en campaña ayudó a sufragar
los gastos de Pablo en la Academia, pues éste fue el motivo de la petición del
hermano mayor de ser destinado a Ultramar.
Pablo
egresó de la Academia en 1878, el tercero de su promoción, tras Pedro VivesVich; ambos tenientes, por Real Orden, participaron durante un mes en una
comisión para visitar la Exposición Internacional de París, antes de
incorporarse a su primer destino; de carácter técnico y científico, no
estuvieron de juerga. Ambos matrimoniaron con señoritas de Alcalá de Henares.
El
primer destino del teniente Pablo Parellada fue en Madrid; al poco trasladóse desde
Zaragoza toda su familia a la Villa y Corte, donde el padre continuó trabajando
en su industria.
Antonio
Parellada sirvió en Cuba seis años, cuatro meses y diez días: Batallón de
Cazadores de Aragón, Hospital Militar de Matanzas, Regimiento de Artillería de
Montaña, y Hospital Militar de La Habana como Médico Primero de Ultramar del
Ejército Permanente de la Isla de Cuba.
Por
los distinguidos servicios que prestó en la Comandancia general del Centro de
la Isla de Cuba desde 1875 á 1877, se le concedió el empleo de Médico mayor
personal. Estaba condecorado con la cruz del Mérito militar roja, por haberse
distinguido en varios hechos de armas.
Antonio
Parellada regresó a España en febrero de 1880; muy quebrantado en su salud,
quedó de reemplazo en Madrid, y falleció de fiebres en Barcelona el 20 de diciembre de ese
año.
El
primogénito del capitán Pablo Parellada nació en noviembre de 1881; se llamó
Antonio, como su tío.