“Pues nada, en asuntos de milicia todos sabemos más que todos los
generales; si de Derecho se trata, estamos por encima de los presidentes de
Audiencia; en Teología dejamos tamañitos a los arzobispos; en Marina somos unos
ballenatos …
En todo somos eminencias.
Por eso hoy que el caso lo requiere, nos dedicamos a Generales de
Reportería.”

Artículo escrito durante la “guerra de Margallo” en Melilla (1893 – 1894).
Relato publicado en: The Patent London Superfin González Melitón: Colección de artículos del chispeante escritor Pablo Parellada (Melitón González) con multitud de ilustraciones del mismo. (1896).
GENERALES DE REDACCIÓN
Dentro de lo que fue circo romano,
explicábame mi acompañante el sitio donde se levantaban los gladiadores después
de la lucha; cuál era el chiquero[3]
de donde salían las fieras; lugar de la presidencia; dónde se colocaban los lictores, dónde los
soldados; departamento destinado a depósito de muertos, y otros detalles y
pormenores explicados de tan buena fe y tan poseído de su exactitud como
pudiera explicar el último partido a cesta jugado en el Frontón
Barcelonés.
No estábamos solos. Atento a la plática
histórica se encontraba también a nuestro lado el guarda de aquellas ruinas; un
andaluz viejo y socarrón.
Así que mi amigo hubo terminado con sus
conocimientos arqueológicos, el guarda miróme sonriente, guiñó el ojo, encogió
los hombros, señaló ligeramente al disertante, y dijo:
-
Aquí too er que
viene se despacha á su gusto.
¡Cuántas veces he recordado esta salida!
Especialmente estos días en que tanto se
habla de la cuestión de Marruecos.
No puedo apartar de mi la ocurrencia de aquel
buen hombre.
Porque ya lo habrán ustedes notado; todo el
que se ocupa de Melilla se despacha a su gusto, como todos los
visitantes de las ruinas de itálica.
No hay mas que tomar los periódicos.
La mayoría pide el Gurugú[4] solo; otros, el Gurugú con puré de patata; alguno
propone tomar el Gurugú empezando por la cumbre, ya que por abajo había de
costar mucho, y se vuelven airados contra el ministro de la Guerra, diciéndole:
-
¿Por qué no llevan
los ingenieros[5]
sus globos?
Y no van descaminados. Pueden emplearse en la
conducción de tropas por los aires; infantería aérea de desembarco en lo más
alto del Gurugú.
El Gurugú ha trastornado a bastantes plumas
mecánicas. Y no es esto lo peor, sino que han llegado a inculcar en el vulgo la
creencia de que ondeando allí nuestra bandera ya no había que pagar la cuenta
al sastre.
Varias tonterías se han pedido, pero la del
Gurugú es la que ha hecho más prosélitos. Este fenómeno se debe al nombre del
monte, porque eso de Gurugú se parece a guirigay, zaragata[6]
o río revuelto.
También he leído la conveniencia de poseer el
Cabo de
Tres Forcas [7]
y establecer allí tres faros (uno para cada forca). A esto contesta
otro órgano de la opinión que, no refiriendo la historia ningún tropezón de
barcos contra el referido cabo, encuentra más práctico establecer allí una
tienda de lavado y planchado, una administración de loterías o una peluquería
donde se corte y rice el pelo, cosas de las que carecen los rifeños, según
opinión de Julio
Cervera [8],
Bonelli [9]
y[10]
otros autorizados africanistas.
-
No tenemos
generales, oímos decir de continuo.
Error grandísimo.
No hay periódico que no disponga de un Napoleón Bonaparte, lo menos.
A lo mejor el general de redacción es algún
excadete que no pudo deglutir el orden abierto y se vio obligado a
colgar la guerrera.
Pero eso no quita para que increpe a López
Domínguez [11]
por poco previsor, y no haber echado a tiempo un segundo piso a Melilla donde
albergar seis mil hombres más.
Como éste conozco varios Wellingtons doctores
en El Juanito y en El amigo de los niños, socios honorarios del
Bohemis-Club, que a diario meten la pluma de modo criminal en los asuntos de
Marruecos.
El militarismo les atrae, como atrae lo
desconocido, y allá se van cuartillas confundiendo la Zapa turca con la
Zapatiesta, el alza del fusil con la de fondos públicos, y la preponderancia de
las piezas con la de España al otro lado del Estrecho.
¿Qué no?
Yo he leído, escrito por uno de esos Gonzalos
de Córdoba, que el Batallón había desplegado en polinomios.
Otro Cormontaigne de redacción escribía en cierta ocasión:
“Rodeando el reducto había gran número de alambreras
para detener el asalto de la caballería.“
¡Confundir las alambradas con las alambreras [12]
de los braseros! Y luego … eso de la caballería marchando al asalto de una
fortificación, con escaleras y todo, supongo yo, pues no pretendería el General
Reporter que los jinetes hicieran la tortuga.
Con motivo de la reciente
desgracia[13] en Santander, ha escrito un célebre Peixans del
reporterismo:
“Como sabemos todos, la nitroglicerina es una
mezcla de nitrogli y cerina; lo primero se extrae del nitro o
salitre y lo segundo de la cera amarilla.”
Pues bien, estos son los encargados de formar
la opinión del público, hablando bien o mal de las operaciones realizadas por
el General
Macías [14],
según se les consienta o no estar dentro de la plaza[15].
Estos son los que llenan la cabeza del público con aires del Gurugú, y le hacen creer que allí vendría de perilla un observatorio astronómico; que una colonia agrícola en el Atalayón [16] nos pondría a quince céntimos el metro de salchichón de Vich; que es para nuestra patria una vergüenza no tener faro en el cabo de las Tres Forcas alumbrando los nidos de las desventuradas gaviotas habitantes de aquellas acantiladas orillas; que es una desidia incomprensible no explorar el comercio de monas en Tetuán y tener el Atlas[17] sin encuadernar con tanta piel como hay de sobra en Tafilete[18].
En verdad que no me explico los apuros del
Gobierno, dado el caso que intente mandar a Melilla otro General cuando
empiecen las operaciones.
Lo práctico será ir de redacción en redacción
y echar un guante de eminencias militares, diciendo:
-
En nombre de la
patria. ¿Tienen ustedes la bondad de presentarme ese Napoleón Bonaparte que
anda por ahí?
Otro periódico prestaría su Turena [19];
otro, su Brialmont [20];
otro, un Moltke [21] o
dos y, así, dispondríamos de un cónclave de sabios con los cuales, y sin más
que diez hombres con Maüser [22],
dispuestos a dormir donde les cogiese la noche, sobre la punta de la bayoneta,
comer cantos rodados y arena de la playa, y decididos a no beber más que sangre
africana … entonces sí que, en menos que canta un farruco[23],
sometíamos las kábilas [24]
de Gazuza [25],
Frambuesa, Ven a Comer y Ven a Almorzar.
Somos así: nos parece muy bien y muy
razonable que el zapatero remendón de la esquina entienda de medias-suelas más
que nosotros, y a él nos sometemos incondicionalmente cuando le enviamos unas botas
para componer; como reconocemos superioridad en nuestra cocinera y en la que
nos plancha la ropa, y en otras personas ocupadas en cosas al alcance de todos
los caletres.
Pues nada, en asuntos de milicia todos
sabemos más que todos los generales; si de Derecho se trata, estamos por encima
de los presidentes de Audiencia; en Teología dejamos tamañitos a los
arzobispos; en Marina somos unos ballenatos …
En todo somos eminencias.
Por eso hoy que el caso lo requiere, nos
dedicamos a Generales de Reportería.
[1] Pablo Parellada Molas ascendió al empleo de Capitán de Ingenieros el 01-jun-1880; continuó de guarnición en Madrid, en el 2º Regimiento de Zapadores Minadores.
Matrimonió el 05-feb-1881 en Alcalá de Henares, donde a pocos meses dejó a su joven esposa, ya embarazada de su primogénito Antonio, porque se le asignó el mando de la Compañía de Minadores del 2º Regimiento destacada en MELILLA (28/07/1881 a 02/06/1882), siendo el ingeniero comandante de esa plaza.
Allí realizó una labor muy intensa. Destacan las obras en las Islas Chafarinas. También se le asignó la elaboración de un trabajo sobre Colonización del campo exterior de Melilla; el trabajo efectuado por Parellada no tuvo incidencia práctica, porque la colonización agrícola siguió su proceso independiente de aquel, y tuvo vida efímera al revocarse la concesión en 1893, si bien en el siglo XXI aún se recuerda en la historia local.
Su conocimiento de la ciudad se plasma en el artículo que, con motivo de la Primera Guerra de Melilla, llamada la 'guerra de Margallo [una campaña de las guerras de España en Marruecos que tuvo lugar entre 03-oct-1893 y abr-1894; en este caso, la lucha no fue contra el sultanato de Marruecos, como había sucedido 34 años antes en la llamada Guerra de África de 1859 a 1860, sino contra las tribus o cabilas que rodeaban Melilla] y bajo el título “La pesca del gallo en Melilla”, publicó por encargo en la revista Blanco y Negro del 21 de octubre de 1893; era ya comandante, destinado en el 1º Regimiento de Zapadores Minadores (Logroño).
[2] Itálica
es una antigua ciudad romana situada en el actual término municipal de
Santiponce (Sevilla).
[3] Chiquero: Cada uno de los compartimientos del toril en
que están los toros encerrados antes de empezar la corrida
[4] El monte Gurugú
es el punto más elevado de la península del cabo de Tres Forcas, en la costa
norte de Marruecos, donde se halla también la ciudad autónoma española de
Melilla, y forma parte de la sierra de Nador. El Gurugú domina parte la ciudad
de Melilla y fue escenario, a principios del siglo xx, de encarnizados combates
entre tropas españolas y la resistencia rifeña de Abd el-Krim; cabe destacar la
acción militar del Barranco del Lobo, en el que tropas españolas fueron
derrotadas por los rifeños, el 27 de julio de 1909. Actualmente es el refugio
de muchos inmigrantes irregulares de regiones subsaharianas que aguardan en sus
laderas una oportunidad para entrar en Melilla, es decir, en España.
[5] El
Servicio Militar de Aerostación (o de Aeroestación) se creó en España por un
real decreto del 24 de diciembre de 1884, con asignación a la cuarta compañía
del Batallón de Telégrafos (del Cuerpo de Ingenieros), con base en
Guadalajara.
[6]
ZARAGATA: f. coloq. Gresca, alboroto, tumulto.
[7] El Cabo de Tres Forcas es un cabo situado en la provincia de Nador
en Marruecos, en aguas del mar mediterráneo. En la cara oriental de la
península del cabo de Tres Forcas se encuentra la ciudad española de Melilla.
[8] Cervera y
Baviera, Julio. Segorbe (Castellón), 23.I.1854 – Madrid, 24.VI.1927.
Teniente coronel de Ingenieros, científico, explorador africanista, escritor y
político. Autor, entre otras obras, de “Expedición al
Interior de Marruecos”, 1884.
[9] Bonelli
Hernando, Emilio. Zaragoza, 7.XI.1855 – Madrid, 25.XI.1926. Militar,
geógrafo y explorador.
[10]
Advertimos al lector que los dos militares y africanistas citados tenían la
misma edad que el autor de este artículo, el oficial de Ingenieros Pablo
Parellada, alias “Melitón González”.
[11] José
López Domínguez (Marbella, 29 de noviembre de 1829-Madrid, 17 de octubre de
1911) fue un militar y político español. Ocupó la presidencia del Consejo de
Ministros desde el 6 de julio al 30 de noviembre de 1906. Dos veces Ministro de
la Guerra: 13 oct. 1883-18 ene. 1884; y, 11 dic. 1892-23 mar. 1895, periodo
éste en el que aconteció la llamada “guerra de Margallo” (03-oct-1893 y abr-1894), que le benefició
con un ascenso a capitán general.
[12] Alambrera: 1. f. Red de alambre que se
pone en las ventanas y otras partes. 2. f. Cobertera de red de alambre,
generalmente en forma de campana, que por precaución se pone sobre los braseros
encendidos. 3. f. Cobertera de red muy tupida de alambre, y generalmente
semiesférica, que sirve para cubrir y preservar los alimentos.
[13] El
autor hacer referencia al vapor “Cabo
Machichaco”; sufrió un incendio el 3
de noviembre de 1893 mientras estaba atracado en uno de los muelles del Puerto
de Santander, explosionando su cargamento de dinamita; fue la mayor tragedia de
carácter civil ocurrida en España en el siglo XIX.
Parellada estaba entonces destinado en el Primer Regimiento de Zapadores
Minadores (Logroño), Primer Batallón, Plana Mayor, siendo el Cte. Ayudante. Su
unidad se desplazó a Santander en ferrocarril para ayudar a mitigar los daños;
acción descrita en el MEMORIAL DE INGENIEROS DEL EJÉRCITO, número XI, noviembre de
1893.
[14] Manuel Macías y
Casado (Teruel, 3 de noviembre de 1844 - Madrid, 7 de noviembre de 1937)
fue un teniente general español. Sirvió o se desempeñó en la labor de
gobernador-general de Puerto Rico durante la Guerra hispano-estadounidense y
como gobernador de Melilla —el único que lo ha sido en tres etapas diferentes,
una de ellas 1893-1894, y ocupó otros variados cargos.
El 28 de octubre de 1893, con motivo de los sucesos de
Melilla (“guerra de
Margallo”), fue nombrado gobernador militar de la plaza. El 3 de noviembre
ascendió a teniente general por servicios en campaña. Distribuyó sus tropas por
las guarniciones de Cabrerizas Altas, Cabrerizas Bajas y Rostrogordo, entrando
en combate con gran valentía y bravura. Poco después, en ese mismo año, fue
nombrado teniente general en propiedad, siendo nombrado capitán general de las
Islas Canarias en agosto de 1894.
[15] Se
sobreentiende estar o no dentro de la Plaza de Melilla.
[16] En La Mar Chica, también
llamada laguna de Nador; se encuentra a pocos kilómetros al sur de Melilla.
[17] La
cordillera del Atlas, macizo del Atlas o simplemente Atlas es un sistema
montañoso que recorre, a lo largo de 2400 km, el noroeste de África. La
cordillera recorre Túnez, Argelia y Marruecos, siendo su pico más alto el
Toubkal, con 4167 m, al sudoeste de Marruecos.
[18] Pablo
Parellada hace un juego de palabras, para encuadernar un atlas... Se denomina
tafilete a un tipo de cuero de piel de cabra bruñida y lustrosa, más fina que
el cordobán. Se suele emplear en encuadernación, donde desde el siglo XVII
sustituyó a la piel de becerro, así como en tapicería de muebles, bolsos,
carteras, maletas, petacas, guantes, zapatos y objetos de escritorio.
Generalmente se tiñe de verde, castaño, rojo, azul y negro. La etimología del nombre proviene de la
región de Tafilete (Tāfīlālt) en el sur de Marruecos, donde se inició esta
técnica.
[19] Enrique
de la Tour d'Auvergne-Bouillon (Sedán, 11 de septiembre de 1611 - Sasbach, 27
de julio de 1675) fue un noble y militar francés. Conocido también como
«Turenne» o Turena,
era vizconde de Turena y fue nombrado mariscal de Francia en 1643 y Mariscal
General de los campos y ejércitos del rey en 1660.
[20] Henri-Alexis Brialmont (Venlo, 25 May 1821 – Brussels, 21 July 1903),
nicknamed The Belgian Vauban after the French military architect, was a Belgian
army officer, politician and writer of the 19th century, best known as a
military architect and designer of fortifications.
[21] Helmuth
Karl Bernhard von Moltke (Parchim, 26 de octubre de 1800-Berlín, 24 de abril de
1891), también conocido como Moltke el
Viejo para distinguirlo de su sobrino Helmuth Johannes Ludwig von Moltke
(Moltke el Joven), fue un mariscal de campo alemán cuyo genio militar ayudó a
convertir a Prusia en el Estado hegemónico en Alemania.
[22] El Real
Decreto de 7 de diciembre de 1893 declaró reglamentaria en España una de las
armas más modernas de la época: el Fusil Mauser español
Modelo 1893, de 7,57 mm, (que sustituiría al fusil Remington 71/89 calibre
11 mm, modelo reformado del original estadounidense).
[23]
FARRUCO: Del ár. hisp. farrúǧ, y este del ár. clás. farrūǧ 'pollo, gallo
joven'. Un gallo o farruco es el protagonista del artículo de Pablo Parellada que, con motivo de
la “Guerra de
Margallo” y bajo el título “La
pesca del gallo en Melilla”, publicó en la revista Blanco y Negro del 21 de
octubre de 1893
[24] KÁBILA..
f., por Cabila. f. Tribu de Berbería.





