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Este blog está dedicado a D. PABLO PARELLADA MOLAS, alias "MELITÓN GONZÁLEZ". Porque... “EN CUESTIONES DE CRITERIO HUELGA TODA DISCUSIÓN; SIEMPRE TIENE LA RAZÓN EL QUE ESTÁ EN EL MINISTERIO”.

sábado, 17 de junio de 2023

# El gran filón (1916)

"Dedico esta conferencia a vosotros, simpáticos jóvenes, los que aspiráis a escribir para el teatro y a regocijar al público."


 Por Pablo Parrellada.

Monólogo en verso. Estrenado en el TEATRO LARA el 8 de Febrero de 1916, por el primer actor don José Isbert.

EL GRAN FILÓN 

Sala elegante; alfombra, sillas, cuadros, mesa con tapete hasta el suelo; encima, tres o cuatro libros voluminosos que figuran ser el *Anuario de Comercio» y escalafones de carreras civiles y militares.

ESCENA UNICA

El personaje de levita, un tanto ramplona y ligeramente calvo por el talento que no le cabe en la cabeza, sale, saluda y dice:

 Señoras y señores: solicitado por mis tres amigos Estremera, Astaesa y Pinto, socios de este ilustre Ateneo, para que os diera una conferencia acerca de las comedias graciosas a base del chiste de apellido, acepté gustoso tan delicada misión, confiando en vuestra reconocida benevolencia más que en mis escasas fuerzas, por más que esos tres amigos aseguren que soy eminente.

¿Que cual ha sido el motivo para que el triunvirato de amistad, Estremera, Astaesa, Pinto, estremara hasta ese punto? Pues, el chistecito que os acabo de colocar y otros análogos.

Porque yo, señores, vine al mundo predestinado a elaborar esa clase de donaires, como lo acredita mi fe de bautismo. Mi nombre, Abundio; mi madre, Rosa Flor; mi padre, Silvestre Col, de donde resulté Abundio Col y Flor.

Al ver que las gentes tomaban a chirigota esta casualidad apelativa, me dije: aquí hay un filón explotable; compré el «Anuario de Comercio» (Lo manifiesta) y los escalafones de empleados civiles, militares y eclesiásticos y con sus millares de apellidos hice primores. Ved: (Hojea uno de los libros) «Anselmo Verde Botella», «Pascual Escasi Becerro», «Carlos Aza Frán», «Natalio Berga Mota», «Francisco Suelto de Barriga» y tantos chistes condimenté por el estilo, que hoy son conocidos con mi nombre: «Chistes de Col y Flor».

Dedico esta conferencia a vosotros, simpáticos jóvenes, los que aspiráis a escribir para el teatro y a regocijar al público.

Para títulos de vuestras comedias rebuscad alguna frase «conocida y cuanto más respetable, mejor; el faltar a todo debido respeto, también es chistoso. Ejemplo: (Con gallardía militar) «Espartero y Cabrera». Los nombres de ambos caudillos llenan el teatro de liberales y de carlistas. ¡Qué inocentes! Se trata de un pobrecito que trabaja en esparto y hace el amor a una chica que cuida cabras. |

Otro: (Místico y 'santiguándose) «La señal de la Cruz». ¿Irreverencia? No, señor; es un tal Vicente La Cruz encargado de hacer las señas para que suelten todos un globo que ha  de elevarse.

Otro: (Marcando que suben y vuelan) «Curas por el aire». Se indigna la prensa clerical, pero, sin motivo, porque se trata de un doctor que cura por medio del aire purísimo de los pinares del Guadarrama.

Al describir la escena, poned algún rótulo como estos: «Farmacia de Pozo», «Almacén de vinos de Lago», «Casa de comidas de La Cuadra» y después, apellido que te pego. Claro está que no podréis sacar a escena tantos personajes como apellidos se necesitan para chistear; para eso, en el diálogo se habla de lo que convenga, pegue o no pegue. Que hace falta un chiste para un mutis: adiós; tengo prisa; mi amigo Paco Lamuela se lió a bofetadas con un cochero; intervino el Juzgado y el juicio se celebra hoy; voy a ver si ha salido Lamuela del juicio.

¿Veis qué sencillo? (Hojea un libro) Busquemos: «Pedro Arroyo», «Enrique Presa». (Pensando) ¿Arroyo y Presa? Ya está. La característica dice al galán joven: ¿Vas a casarte con una mujer de tan baja condición? ¿Qué dirán nuestros amigos los de Arroyo? ¿Cómo nos pondrán los señores de Presa? (Altanero) Que digan cuanto quieran; no me importa. (Dramático, sentimental) ¡Ah! ¡Ya sé que los Arroyos murmurarán! ¡Ya sé que muerden los de Presa! Los apellidos que, a la vez, son nombres geográficos, abundan y se prestan mucho.

Manolito Zaragoza y Pepito España son dos niños que andan corriendo por la escuela. El maestro les reprende; ellos se sientan donde se les antoja; otro chico, llamado Paquito Valencia, los acusa, diciendo: Señor maestro, no se han sentado donde les corresponde; ese de delante es el banco de España y este es el sitio de Zaragoza.— ¿Quién es ese que nos acusa?—pregunta Zarragoza, y España contesta: — El melón de Valencia. (Buscando en un libro) «Antonio Mega», «José Pina». Pueden ser dos sujetos que están en la cárcel. Un orador de club dice: —Ciudadanos: el próximo domingo celebraremos dos mítines «pro presos», uno en San Felipe—  edificio que fué iglesia—y otro en el café del Cisne; en la iglesia, pro Mesa, y en el café, pro Pina. ¿Y por qué están presos? Por haber salido a la defensa de sus compañeros Cayetano Bos y Husebio Andilla, cada uno de los cuales, sin autorización, había establecido una taberna en el estanque del Retiro; el uno, flotante en el agua, y el otro, en la orilla. ¿Y quién es el Ayuntamiento para impedir que veamos en el estanque «Bar Bos» y en la orilla «Bar Andilla»?

Para el polichiste o chiste múltiple, os recomiendo el reparto de obras teatrales por ser cosa muy socorrida: Mercedes Baño, Miguel Vara, Patricio Cabañas, Agustín Palacio, Mariano Alcázar y Fernando Cabello pueden ser los artistas de una compañía dramática que tiene. en ensayo «El Nacimiento del Mesías o Los pastorcitos en Belén » con el siguiente reparto: La Baño, de María; Vara, de San José; Cabañas, de Pastor; Palacio, de Herodes; Alcázar, de San Juan, y Cabello, de Ángel.

Algunas veces os convendrá construir apellidos que no existen a fin de resolver una astracanadita. Véase la clase: Un cocinero inventa un postre al que llama Pláu, apellido de un general francés por el que siente gran admiración; lo cata el pinche de cocina Ugo Riau; de dónde resulta que Riau cata Pláu; pero, al catarlo, el postre se le cae al suelo, y el cocinero exclama: ¿Ves, hombre? ¿Ves, Ugo?

Pero, mejor que inventar apellidos, debéis inventar apodos; eso es más aceptable.

Carola, golfa; su madre y su amigo Pedro López, alias, Vinagre. Los tres viven miserablemente. La chica, sin dinero, ha salido en busca de quien le preste un poco de aceite; Pedro está durmiendo en una habitación inmediata. Llaman a la puerta de la escalera. La madre tiembla pensando si será el casero y vendrá a ponerlos de patitas en la calle, pero viendo que es su hija con la alcuza llena, grita con gran alegría: —¡Ah, no es el casero! ¡Es Carola, es Carola con aceite! ¡Vinagre, sal! ¡Sal, que ya tenemos ensalada!

Mas, pocas veces tendréis que inventar apellidos y apodos. (Los libros) Aquí tenéis el gran filón; aquí encontrareis Trigo, Centeno, Cebada y Pajares; Carrillo, Cabeza y Anca; Marzo, Abril y Mayo; Bueno, Mediano y Malo; Tío, Sobrino, Primo, Tutor y cuanto necesitéis.

Apellidad Gallo al personaje que sea escritor y podréis hablar de su pluma. Si es hombre de gran pupila, apellidadlo La Tulave, para poder hablar del ojo de La Llave, Si es un guarda de campo, llamadle Cantón y hacedlo muy dado a la risa para que se diga que habéis hecho reir a un guarda cantón. Y si se trata de un tío morral, llámese Cebada o Camino para poder decir: Ahí viene el morral de Camino; aquí está el morral de Cebada.

Hacedlo así: el hombre tiene derecho a escribir como le plazca; así lo afirma el filósofo don Ruperto Clavo en un folleto; así lo dice don Francisco Pi y Margall en un libro; y no creo que exagere Clavo ni que Pi mienta.

Conque, simpáticos jóvenes:

El que quiera ser autor

que maneje, sin rubor,

escalafones y anuarios;

estos son los diccionarios

del chiste de Col y Flor.

(Telón)

FIN DEL MONÓLOGO